Objetivos de esta sesión:
- Analizar por qué surgen los conflictos y qué valor tienen en el proceso de socialización.
- Analizar situaciones en las que pueden surgir conflictos: sueño, alimentación, rabietas y celos.
- Señalar actitudes que favorecen respuestas adecuadas por parte de los niños y conductas a evitar.
- RECORDAMOS cómo el desarrollo del BIENESTAR EMOCIONAL de nuestros hijos se relaciona con 3 elementos: la seguridad, la autonomía y el establecimiento de normas y límites
La sesión anterior
hablamos de los estilos
educativos (autoritario, permisivo y democrático). Estos estilos se relacionan con dos
factores esenciales en la relación padres-hijos: la afectividad y el control.
Es decir, cómo damos
seguridad afectiva a los pequeños y cómo vamos fomentando su autonomía al mismo
tiempo que establecemos las normas y límites que les enseñen progresivamente a
regular su comportamiento, adquirir cierta tolerancia a la frustración y, en
definitiva, prepararles para vivir en sociedad.
Padres y
madres estamos condicionados por nuestra historia previa: estilo educativo de
nuestros padres, valores dominantes, cierta presión social por la que nos
sentimos juzgados por los demás… Es importante analizar cuál es nuestro estilo
educativo y tratar de compensar y ajustar aquellos aspectos más polarizados,
que encontramos en los extremos, buscando un punto de equilibrio entre el
afecto y el control que promueva los tres elementos ya descritos:
-
la seguridad (sentirse aceptado
incondicionalmente).
-
la autonomía
(“yo puedo”).
- la aceptación de normas y límites ("no todo lo puedo").
PRESENTACIÓN DEL
CONTENIDO DE LA 4ª SESIÓN:-
Los conflictos y el proceso de socialización:
El conflicto forma parte del
proceso de socialización ya que no todo lo que los niños desean
hacer es posible, bien por cuestiones culturales y/o sociales o bien
por su propia seguridad física e integridad.
Cuando un niño se enfrenta
con el NO o con un límite que frena su curiosidad o
experimentación, esto genera gran frustración. El niño debe
aprender a controlar y canalizar esta frustración con tiempo y con
la ayuda de los padres. Ese aprendizaje es crucial para su
socialización.
La manera de ser de nuestro
hijo, su temperamento y sus peculiaridades son un factor a tener en
cuenta, al igual que nuestra seguridad y firmeza a la hora de
enfrentarnos a lo que esto representa.
- En grupo grande visionamos el CUENTO: "Inés del revés" de Anita Jeram. Editorial Kokinos. Comentamos: ¿Qué nos sugiere?
COMENTARIOS de los participantes en la sesión tras visionar el cuento:
- Se identifica la situación con aquella otra típica en
la que el niño se muestra oposicionista ante todo lo que se le dice. Se muestra
cómo al final encuentra una forma positiva de resolverlo, haciendo que la
pequeña se dé cuenta por sí misma de lo que estaba haciendo.
- Los padres encuentran complicado saber en qué momento poner el límite, cómo ponerlo
y respecto a qué.
- Se comenta la necesidad de responder y establecer cada
uno los límites que considere apropiados, pero teniendo en cuenta los estilos
educativos, buscando el equilibrio entre la afectividad y el control, y
garantizando la coherencia entre el padre y la madre en la determinación de
dichos límites.
- Se destaca cómo
se soluciona con humor el conflicto. Además la posibilidad de ante un conflicto
jugar con el niño al despiste, así conseguimos que no haya un enfrentamiento
directo y abierto y podemos desviar su atención a lo que queremos que haga.
- Tener una visión del conflicto más abierta y creativa.
- La empatía de los padres hacia Inés. El mensaje que se
le proporciona “te acepto como eres”.
- Se hacen diferentes lecturas, entendiendo que Inés está
explorando, buscando referentes, mostrando autonomía, o rebasando los límites
marcados, llamando la atención.
-
Se destaca el papel de la madre acompañando a Inés, en
lugar de decirle que no a todo, entendiéndola y sin buscar el conflicto. A
través del juego, también logra que ella se de cuenta de lo que hace y de sus
consecuencias, experimentándolo por sí misma en lugar de diciéndoselo.
CASO PRÁCTICO: "Las rabietas". Comentarios de los grupos:
Una de las vías a través de las cuáles los padres y madres trabajamos el
establecimiento de las normas y límites, es a través de las rutinas,
tales como la alimentación, el sueño, el aseo…
En estas situaciones hay varios elementos que debemos tener en cuenta si
queremos ayudar al niño a afrontar las pequeñas frustraciones que se generan
cuando no puede hacer lo que desea:
- Necesidades del niño
-
Divertirse, jugar y explorar
-
Variar de actividad
-
Movimiento.
-
Ayudar, colaborar, participar en las actividades
con sus padres.
-
Atención de sus padres
- Necesidades de los padres
-
Cumplir con las tareas que tienen (en este caso comprar)
y con algunas necesidades en base a esta
tarea (por ejemplo, ir todos juntos)
-
Sentirse competentes como padres, saber
gestionar el conflicto.
-
Tranquilidad y armonía familiar, no frustrase.
-
Comunicarse entre ellos para llegar a acuerdos y
con el niño.
-
No sentirse juzgado por los demás y por su
pareja
-
No sentirse avergonzados por el comportamiento
del niño.
- Actitudes facilitadoras o que favorecen superar la situación:
-
Ser flexibles respecto a las normas,
relativizarlas pero tenerlas claras.
-
Tener mano izquierda, sabiendo cómo gestionarlo.
-
Anticiparnos al posible conflicto para
prevenirlo.
-
Tener paciencia.
-
Dejar que el niño se frustre en ocasiones sin
agobiarnos por ello.
-
Organizarnos como pareja para adaptar o
modificar la situación: turnos de compra, rapidez…
-
Tener en cuenta las necesidades del niño a la
hora de organizar la actividad.
-
Adaptar o modificar nuestras actividades a
nuestros hijos y sus necesidades sin evitarlas.
-
Actuar con calma
-
Ayudar al niño a calmarse.
-
Tener en cuenta las situaciones que puedan
generar el conflicto y prepararse antes para gestionarlo bien.
-
Imaginar distintas formas de solucionarlo: hacer
un juego de la situación, favorecer la participación del niño.
-
Llegar a un acuerdo con la pareja en cómo
gestionar esos momentos.
-
Comunicarse con el niño de forma adecuada:
comunicación no verbal (abrazos..) para favorecer que se calme, negociar con
él…
-
Sacar al niño de la situación estresante
-
Dejar que el niño colabore en función de la
edad: hacerlo como un juego, darle una responsabilidad
- Actitudes a evitar porque suponen trabas a la situación:
-
Que los premios materiales sean la condición
para portarse bien. Predisponemos así al niño a los premios.
-
Dar el premio al principio independientemente de
su conducta.
-
Evitar la actividad que queremos hacer por miedo
a que se porte mal.
-
Que consiga lo que quiera.
-
Perder los nervios: gritar, zarandear.
-
Desautorizar a la pareja delante del niño.
-
Contagiarnos con el estrés que genera la
situación.
ORIENTACIONES FINALES:
*
Es esencial reconocer la necesidad de poner
límites.
*
Ello requiere llegar a acuerdos en el seno de la
pareja.
*
El límite debe ser decidido por cada familia, no
hay un “listado” de límites, pero sí es necesario ser coherentes una vez
decididos cuáles son aquellos que nosotros consideramos importantes.
* Respecto al cómo
poner límites, es recomendable hacerlo mediante un tono juguetón, suave y
firme.
* Tener en cuenta que algunas actividades que
hacemos con los niños no siempre son adecuadas a sus necesidades. A veces
hacemos cosas por la inercia de “estar todos juntos”, pero ¿es necesario?
¿puede el niño “portarse bien” durante dos horas en el supermercado? Si la
actividad supera la capacidad del niño o no le permite actuar respondiendo a
sus necesidades expansivas, de movimiento, de exploración, etc., quizás debemos
plantearnos alternativas.
* En torno a los 2 o 3 años, el niño presenta una
conducta negativista, en cierto modo oposicionista o desafiante, pero es una
etapa que forma parte del desarrollo evolutivo y que se da paralela al
desarrollo de su identidad personal. En la medida en que esto sea conocido por
los padres, estaremos más capacitados para afrontar los pequeños desafíos que
conlleva.
* Las frustraciones están en el origen de las
rabietas, pues hay demandas que no podemos o no queremos satisfacer.
Algunas orientaciones que pueden ser
útiles son:
- Mantenernos serenos.
- Sacar al niño del contexto, a veces
incluso contenerle físicamente, con un abrazo firme pero afectuoso, cogiéndole
con cariño para llevarle a otro sitio…
- Evitar situaciones que sabemos que van
a terminar así. Anticiparnos.
- Evitar estar desbordado, no
respondemos igual ante estas situaciones en función de cómo nos encontramos. El
apoyo de la pareja es esencial aquí, asumiendo la situación quien esté mejor
preparado para afrontarla en este momento.
- No hacer un drama de las rabietas,
pero tampoco dejarlas pasar. Una rabieta tiene un origen, tratar de
identificarlo, intentar comprender la situación para evitarla en otras
ocasiones, para poder ponerle palabras a lo que ha ocurrido posteriormente,
etc.
- Es necesario que confiemos en nosotros
mismos y en nuestra capacidad para afrontarlas.
- DOCUMENTO 4: "Las rabietas".
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