sábado, 24 de noviembre de 2018

Los conflictos en el proceso de socialización: límites y rabietas

CUARTA SESIÓN: 20 nov. 2018

      Objetivos de esta sesión:
  1. Analizar por qué surgen los conflictos y qué valor tienen en el proceso de socialización.
  2. Analizar situaciones en las que pueden surgir conflictos: sueño, alimentación, rabietas y celos.          
  3. Señalar actitudes que favorecen respuestas adecuadas por parte de los niños y conductas a evitar.   

          Estamos en el ecuador de la Escuela, comentamos en gran grupo cómo se sienten. Vamos a
          analizar los cambios que estamos aplicando en nuestra vida cotidiana.Cómo nos encontramos
          en el grupo. Hay personas que se animan a compartir las reflexiones y los cambios que están
          haciendo.
  • "Aunque no hay cambios en mi entorno, estoy más tranquila y esto me permite ver las cosas de otra manera, vivir el presente, disfrutar de los  momentos compartidos con mi hijo..." 
  • "Tomar conciencia de que teníamos que dedicar algún momento para hablar mi pareja y yo sobre cómo hablamos y nos dirigimos a nuestros hijos. Rellenar conjuntamente el cuestionario nos ha servido para compartir."
  • "Mi pareja y yo hemos encontrado momentos para el ocio".
  • "Escuchar a los demás nos ayuda a sentirnos acompañados, ver que hay cosas que no solo me suceden a mí si no que son normales en el momento en que estamos."
  • "En ocasiones tomar conciencia de lo que nos preocupa o queremos mejorar, nos puede llevar a desarrollar sentimientos de culpa".
  • "Pararse a pensar antes de actuar y reconocer nuestras propias emociones y actitudes es el primer paso".
  • "No somos perfectos y es complicado en determinadas situaciones poner en práctica lo aprendido".
CONCLUSIÓN:
  Destacamos que existen diversidad de situaciones, debidas a las características diversas de los niños, y a las nuestras. Pero, esta diversidad no nos impide que aprovechemos lo que aprendemos aquí ya que, nos enriquece, nos permite aprender de los demás.
-    Tomar conciencia de lo que necesitamos mejorar es el punto de partida. Si esto nos genera sentimientos de culpa o de impotencia, nos podemos bloquear o frustar. Es importante confiar en nosotros y en las capacidades de nuestros hijos. Recordamos las cosas buenas que tenemos nosotros y en nuestra familia.
-    Marcarnos pequeñas metas o cambios en función de nuestra situación, darnos tiempo y disfrutar de los pequeños avances que podemos hacer. Quedamos estancados en los obstáculos, en la queja...nos impide aprender o mejorar.

            RECORDAMOS :
En la sesión anterior hablamos de los estilos educativos (autoritario, permisivo y democrático). Estos estilos se relacionan con dos factores esenciales en la relación padres-hijos: la afectividad y el control.
Es decir, cómo damos seguridad afectiva a los pequeños y cómo vamos fomentando su autonomía al mismo tiempo que establecemos las normas y límites que les enseñen progresivamente a regular su comportamiento, adquirir cierta tolerancia a la frustración y, en definitiva, prepararles para vivir en sociedad.

Algunas de las frases trabajadas son más acertadas, otras deberían ser mejoradas, reformuladas, teniendo en cuenta qué transmitimos a través de ellas: ¿Están proporcionando afecto?¿Transmitimos confianza en la seguridad del niño?¿Le devolvemos una imagen positiva de sí mismo?¿Le impide avanzar hacia el logro de la autonomía?.

ORIENTACIONES:

  • El desarrollo de la autonomía es junto a la seguridad afectiva las necesidades básicas de todos los niños.
  • El acompañamiento que hacemos de nuestros hijos va pasando por diferentes momentos: al principio necesitan todo nuestro apoyo, y poco a poco ellos van siendo capaces de desplazarse, explorar, expresar con más medios sus necesidades,…sin nuestra ayuda. Se va logrando el sentimiento de “yo puedo”
  • En ocasiones, estamos atrapados por el “miedo”, el “miedo a actuar” paraliza. Hay que asumir que cuando damos autonomía a nuestros hijos estamos asumiendo riesgos. Por ello, es importante solucionar nuestros propios miedos, gestionar nuestras propias carencias, no cubrir nuestras necesidades a través de nuestros hijos. Es importante trabajar nuestras inseguridades afectivas, explorando nuestras emociones, aprender a “cuidarnos” a nosotros mismos, bien solos o bien apoyándonos en pareja.
  • Importante analizar la “dependencia” que solemos tener de la opinión de los demás, pensar que por la conducta de nuestros hijos pueden otros pensar que nosotros somos así. Tenemos derecho a ser los padres que queremos ser, elegir cómo hacemos las cosas y tener la capacidad de defender la postura que adoptemos ante los demás.
  • Admitir que no somos perfectos y que el error puede ser una fuente de aprendizaje, son buenos puntos de partida para cambiar y mejorar como padres y madres y evitar “sentimientos de culpabilidad” que sólo sirven para bloquearnos.
  • Todos podemos utilizar en algunos momentos frases inadecuadas. Lo importante es observar el lenguaje y nuestra forma de comunicarnos con nuestros hijos. Si estas “frases negativas” son frecuentes y son las que predominan, tenemos que hacer un esfuerzo en evitarlas y trasformaslas. Nuestro estilo educativo lo vamos configurando en la medida en que establecemos el vínculo de afecto con nuestros hijos y vamos aprendiendo juntos.
  • Aunque nadie tenemos un estilo educativo puro y único, debemos identificar donde estamos, si en un estilo más sobreprotector, más estricto y controlador, etc. y dirigir los esfuerzos a compensar nuestras carencias.
  • Es necesario pararnos, ver cómo estamos y no tener miedo a los cambios. Teniendo en cuenta que éstos no son rápidos.
  • El desarrollo de la autonomía requiere confianza en nosotros mismos y en la capacidad de nuestros hijos. La sobreprotección no ayuda a alcanzarla, pero esta sobreprotección puede ser muy evidente o manifestarse más sutilmente: como permisiva, autoritaria, como chantaje emocional…
  • La autonomía supone un reto para el adulto y el niño: es el logro del sentimiento de “yo puedo” (soy capaz). Ahora bien, “no lo puedo todo”, el niño también tiene que aprender que hay normas y límites que regulan mi comportamiento.
 
  • PRESENTACIÓN DEL CONTENIDO DE LA 4ª SESIÓN:
  • Los conflictos y el proceso de socialización:
El conflicto forma parte del proceso de socialización ya que, no todo lo que los niños desean hacer es posible, bien por cuestiones culturales y/o sociales o bien por su propia seguridad física e integridad.  
En estas edades nuestros hijos tienen que aprender normas y límites en relación a su seguridad física, seguridad emocional (aprender a separarse de la figura de apego y ampliar relaciones), normas de convivencia y normas y límites relacionados con los hábitos de autonomía (aseo, comida...) 
Cuando un niño se enfrenta con el NO o con un límite que frena su curiosidad o experimentación, esto genera gran frustración. El niño debe aprender a controlar y canalizar esta frustración con tiempo y con la ayuda de los padres. Ese aprendizaje es crucial para su socialización. 

Es importante ajustar las normas y los límites al momento evolutivo en el que están nuestros hijos, ir ajustándolas a su crecimiento y circunstancias. Tener en cuenta que si son claras y pocas, coherentes y estables, será más fácil que nuestros hijos aprendan. Asimismo, reflexionar sobre la importancia de los modelos que ofrecemos así como de la ayuda y acompañamiento que pueden necesitar para hacer estos aprendizajes.

La manera de ser de nuestros hijos, su personalidad y temperamento son un factor a tener en cuenta, al igual que nuestra seguridad y firmeza a la hora de enfrentarnos a lo que esto representa.  

  • CASOS PRÁCTICOS: 

Nos distribuimos en grupos para analizar los casos prácticos que presentamos las semana anterior. Queda pendiente la puesta en común en grupo grande para el próximo día.
   
 Práctica: las rutinas



PIPPER: A continuación visionamos el corto de Disney, titulado Pipper.
Nos repartimos por grupos e intentamos reflexionar y hacemos la puesta en común.

                   1. ¿Qué le pasa a la madre? ¿Por qué actúa así?
                   2. ¿Cómo influye en el desarrollo de su hijo?
 



-       La madre acompaña y enseña a Pipper. Cuando éste quiere comer le alienta a salir del nido y hacerlo por sí mismo.
-  Necesidad de que los padres asumamos riesgos, siempre sabiendo cuáles son aceptables.
-       Se muestra cómo se desarrolla la autoestima y la confianza en uno mismo a través del logro de la autonomía.
-       Se comenta que es necesario permitirles descubrir el mundo y aprender a través de la experiencia.
-     Se ve cómo el aprendizaje se realiza también en la relación entre iguales. Estar con otros niños se convierte en un motor de desarrollo.
-        El mundo les proporciona experiencias para crecer aprendiendo.
-        Se constata la diferencia en el estilo educativo entre el estilo de la madre en este vídeo y el del cuento del cangurito.
-    Algunos padres y madres actúan de manera sobreprotectora, interviniendo en todas las acciones del niño, regulando o modulando su conducta. Otros, sin embargo, están pendientes y disponibles para atender sus necesidades, pero permiten al niñ@ ir probando sus capacidades, tomar la iniciativa, ser curiosos… 

v   Recordamos cómo el desarrollo del bienestar emocional de nuestros hijos se relaciona con 3 elementos: la seguridad, la autonomía y el establecimiento de normas y límites.
v  La sesión anterior hablamos de los estilos educativos (autoritario, permisivo y democrático). Estos estilos se relacionan con dos factores esenciales en la relación padres-hijos: la afectividad y el control. Es decir, cómo damos seguridad afectiva a los pequeños y cómo vamos fomentando su autonomía al mismo tiempo que establecemos las normas y límites que les enseñen progresivamente a regular su comportamiento, adquirir cierta tolerancia a la frustración y, en definitiva, prepararles para vivir en sociedad.

Padres y madres estamos condicionados por nuestra historia previa: estilo educativo de nuestros padres, valores dominantes, cierta presión social por la que nos sentimos juzgados por los demás… Es importante analizar cuál es nuestro estilo educativo y trata de compensar y ajustar aquellos aspectos más polarizados, que encontramos en los extremos, buscando un punto de equilibrio entre el afecto y el control que promueva los tres elementos ya descritos: la seguridad (sentirse aceptado incondicionalmente), la autonomía (“yo puedo”) y la aceptación de normas y límites (“no todo lo puedo”).

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